viernes, 21 de septiembre de 2007

A 28 años de su muerte, sigue entre nosotros

Urbisia: Una tía especial

Este 21 de septiembre se cumplen 28 años del fallecimiento de mi tía Urbisia, nacida el 1 de abril de 1913. Hija de José y María Luisa, es la tercera de 12 hijos. Contrajo matrimonio con Emiliano Marrero y tuvo una hija, Margot. Quiso con locura a sus nietos Humberto y María del Carmen y sus bisnietos. A sus padres, hermanos y sobrinos dedicó su vida cuando enviudó a principios de la década del 60.

El legado de una tía

En la segunda foto posa junto a la baranda. Sentada está su hermana Agueda y su nieto Humberto.

Tía Urbisia vivía a no más de 100 metros de mi casa. A la edad de 6 años, yo disfrutaba enormemente de los paseos con ella, por aquel entonces ya viuda. Aquellas caminatas casi siempre eran al centro del pueblo o al cementerio, a llevarle flores a sus seres queridos.

Fue ella la primera en contarme historias familiares, en enseñarme lo que hay más allá de las vocales, del abecedario y de los números del 1 al 10.

En esta tercera foto aparece con su yerno Francisco y su nieto Humberto, al parecer en la finca de uno de mis tíos.

Con tía Urbisia aprendí que la vida tiene rincones insospechables, todos los que uno quiera hurgar. Me enseñó además que el destino se lo forja uno mismo y que nada es imposible. Su legado llenaría mis sueños y anhelos unos años más tarde, cuando nos dejara para siempre.

En la foto aparece junto Florentino, el tercero de sus hermanos.

Con el paso de los años, a estos recorridos a los que hago mención, se sumaría mi hermana María Isabel quien, como yo, le tenía un cariño especial. Tali, como le llamaba de pequeña a la cuarta de mis hermanas, estaba ligada a mis andanzas familiares y, al igual que yo, era muy observadora de la realidad circundante, convencida de que no había límite en el horizonte.


Urbisia era muy dispuesta. Ayudaba a todos sus hermanos y vecinos. Era muy popular en el barrio y la conocía media Güira de Melena. Cuando la acompañaba al centro del pueblo, era saludada por muchos transeúntes.

Aunque aparece muy seria en la foto, tía Urbisia era muy jovial, alegre, entusiasta. Esta instantánea es en el cumpleaños de uno de sus nietos.

Por donde quiera que pasaba dejaba su sabia y su espíritu de conciliación ante los problemas de sus familiares y parientes.

Nunca voy a olvidar aquella frase de ella cuando se despedía después de hacer una vista: "Ya estoy llegando", en referencia a que estaba apurada y se le hacía tarde.